lunes, 17 de agosto de 2015

El talón de la laicidad

Aquiles tenía un talón. Bueno, no es verdad, tenía dos. Pero uno es el que nos interesa: aquel por el que lo sujetó su madre cuando lo sumergió en la laguna Estigia. La dichosa laguna tenía dos características, que hacía olvidar todo a quien tocara su agua y, a la vez, lo hacía invulnerable. Por eso la mamá de Aquiles, la nereida Tetis, no quería tocarla, para no olvidar, y mantuvo un talón fuera del agua, su único punto vulnerable. ¡Dichoso talón! Por él entró en su cuerpo la flecha del troyano Paris y con ella la muerte.

El gobierno de Gandía anda estos días ocupando los sillones, acomodándose. Siempre es más difícil acomodarse, además, cuando el sillón hay que compartirlo.

Se da la circunstancia además, de que el verano es el momento en el que los españoles tenemos la costumbre de desconectar, o sea, de irnos de vacaciones. En el gobierno de Gandía también andan entrando y saliendo algunos días, turnándose.

Sea porque están llegando y no se han aclarado bien cómo se van a sentar, sea porque con tanto rollo de días de descanso de alcaldes provisionales, de ires y venires, en fin, el caso es que ya ha habido algunos embrollos.

 Me refiero, ahora, a la cuestión del laicismo. Varios concejales y la propia alcaldesa han participado en su calidad de tales en procesiones en los menos de dos meses que han pasado desde la toma de posesión de sus cargos. Lo normal.

El lío vino cuando lo hizo Laura Morant. ¿Por qué? ¿Es ella peor que otros? No, pero resulta que su coalición, Més Gandia, había hablado de esto de la laicidad en su programa. A favor, quiero decir. Además, tampoco supo asumir sus actos, pero de eso ya hablé. Dejémoslo.

Ahora ha entrado en el tema Xavier Ródenas, concejal de Gestión responsable del territorio. Dos cosas: no se pagarán los actos religiosos de Marchuquera y hay que empezar, escalonada y consensuadamente, a separar gobierno y religión.

Lo que ha dicho Ródenas es mesurado y más que políticamente correcto. Parece que le correspondería a Diana Morant o, al menos, a los portavoces tratar de este tema; y ese es el único pero a sus declaraciones, que no le tocaban a él. Yo, personalmente, creo que estas posiciones moderadas deben empezar a superarse. Pero, claro, yo puedo decir lo que me dé la real gana porque solo soy un bloguero anónimo, un ciudadano cualquiera.

No se lo ha parecido así al PP de Gandía, ni a Ciudadanos, en boca del propio Ciro Palmer. Laicidad y mentar al demonio vienen a ser lo mismo.

Ciro Palmer es una persona religiosa. El PP lo sabe y es la tecla que están tocando para romper el pacto, que depende de él.

La última estrategia de nuestro ya exalcalde Arturo Torró sin duda se adentra en este camino, estos últimos días se ha fotografiado con su sonrisa de cartón en las procesiones de Venecia y de Marenys de Rafalcaid.

La flecha que los populares están lanzando contra la coalición de gobierno está dirigida hacia la religiosidad porque ese es el lugar que el agua de la Estigia no tocó.

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