Resulta que el ayuntamiento de Gandía está un poquito endeudado. Un poquito. En torno a los 350 millones de euros. Casi nada. Lo que algunos se gastaban invitando en una noche de putas, vamos.
Si dividimos 350 milloncetes entre los 80 000 ciudadanos de Gandía (todo en números redondos, si me lo permiten) salimos a 4 375€ por persona. O sea, una familia de cuatro pagaríamos 17 500 euretes y listos, fuera deuda. No se lo paso a pesetas no sea que se me pongan ustedes demagógicos y me digan que es mucho.
Lo malo de las deudas es que hay que pagarlas. Desde que el tal Hammurabi hizo el primer código legal que nos ha llegado y lo puso marca sobre barro, los banqueros, que ya estaban allí, ya lo instituyeron como pilar fundamental del derecho: primero nos pagas y luego si quieres te mueres. Si lo haces al revés, tus hijos quedarán con tu recuerdo y con tu deuda, por si se te ocurre.
Y lo malo de las deudas públicas es que no las paga el que las genera, sino entre todos. Sí todos. Los que votaron a tirios, los que votaron a troyanos, los que votaron a los tirios y les pusieron en el sobre una papeleta de los troyanos haciendo el voto nulo y hasta los que se abstuvieron.
Y la única forma de no pagar va a ser irse a vivir fuera, a Argentina, por poner un ejemplo. También valdría estar en la cárcel, supongo. Pero son soluciones que muchos no contemplamos.
Dicen unos que la culpa la tiene Orengo. Otros no se van tan lejos, sacan la calculadora y demuestran que 100 x 3 = 300 y de ello que la deuda la triplicó Torró.
Esto último a muchos no nos cuadra, cómo el "coste cero" puede ser tan caro si era un "éxito total". Y no lo invento yo, que lo decía Pepe Just. Que busquen los socialistas en los cajones a ver si aparece en alguna caja el dinero de las entradas a los conciertos y lo podemos restar. Que dice Arturo que hay que restarlo.
Total que Orengo ya no está. Arturo tampoco. La deuda sí.
Bueno, mientras aparece dinero que restar y, desconfiada que debe ser la chica, Diana Morant (que es la que sí está) ha presentado un plan de ajuste. Mal nombre. Lo deberían llamar plan de apriete... de apriétese usted el cinturón y vaya haciéndole más agujeros.
Y es que a la que está, Diana, es a la que le toca asumir la intervención del ministerio y los que acaban de salir ayer pensaban "no hay mal que por bien no venga" que el marrón se lo come ésta. Aún quedará algún tonto que diga, y alguno de los que lo diga que hasta se lo crea, que esto no hubiera pasado con Arturo.
Oigo y leo preocupación entre los ciudadanos porque el IBI subirá el 24% y el Impuesto de circulación un 20%. Yo no voy a presumir de sobrado, pero eso no es lo que más apuro me da, sino saber que esta intervención durará como mínimo hasta 2032. ¡Pásmense y agárrense los machos!
Total, volviendo al tiempo, que lo malo no es el calor, sino que viene para quedarse mucho rato. Y que no refresque por las noches, eso también jode.
No hay comentarios:
Publicar un comentario