domingo, 30 de agosto de 2015

Sentido de estado

Julio César fue un militar y estadista romano, de esos que necesitan poca presentación. Vivió en una época convulsa en la que la República de Roma estaba seriamente amenazada y prefiguró lo que sería el Imperio en manos de su hijo, Octavio Augusto.

Julio César ha pasado a la historia por muchas cosas pero no por tenerlo fácil. En su vida pública lidió con hombres que eran de su talla; uno de ellos era Marco Tulio Cicerón.

Una anécdota de estos dos grandes hombres cuenta que en cierta ocasión, siendo César dictador (máximo gobernante) se hizo público (Roma era poderosa; pero, con apenas un millón de habitantes, las habladurías circulaban sin freno) que ambos se reunieron en casa de Cicerón, que vivía exiliado fuera de la ciudad por las diferencias entre ambos.

Un conocido le preguntó a César por qué le pedía consejo a su enemigo por los asuntos de la República. Julio le contestó que los hombres de estado han de pedir consejo a otros hombres de estado, porque ellos conocen esos asuntos mejor que otros por muy aduladores y partidarios que sean.

Hoy, Felipe González ha publicado una carta en El País sobre el tema de Cataluña y he leído argumentos realmente estúpidos para criticar su derecho a hacerlo. Negar que tiene una opinión cualificada es absurdo.

Bajando a los asuntos de Gandía, es una pena que los traspasos de poder no se hagan limpiamente, de forma que el máximo de información del status quo llegue de forma inmediata a los que entran.

Es una pena que la oposición se haga desde la crispación, sin la posibilidad de aportar argumentos. No me imagino a Diana Morant cenando con Arturo Torró, debatiendo (no desde posiciones partidistas) entre los dos principales partidos de Gandía.

Le preguntaron a Cicerón si no le parecía poco apropiado aconsejar a César, ayudándole así a mantenerse en el poder. Cicerón respondió que si César gobernaba bien, quien más se beneficiaba no era César, sino Roma.

¿A quien imagináis poniendo Gandía por delante de sus aspiraciones? ¿A Diana? ¿A Arturo? ¿A ninguno?

jueves, 27 de agosto de 2015

Tú no, bicho

En la entrada de ayer, este bloguero comparó el uso de las redes sociales virtuales con un arma en manos de los políticos, en tanto en cuanto es un instrumento del que pueden servirse en una lucha figurada por ganar elecciones y, con ello, llevar a cabo las políticas en las que creen o beneficiar a los intereses de los que se consideran deudores.

Las redes sociales virtuales son también un arma de doble filo. Sirven también para que el ciudadano pregunte, pida explicaciones, apoye o critique a sus representantes públicos.

Existen formas de comunicación privada (e-mails o DMs) o pública (Twitter, facebook, instagram...) En cuanto a las primeras, soy bastante aficionado y he de decir que los políticos locales y nacionales, suelen responder, más tarde que temprano, pero con amabilidad y corrección.

En el segundo caso, la interacción suele ser más difícil. Vamos a hablar solo de twitter. En política local, he comentado tuits de todo el arco político, con desigual resultado.

Tal vez las dos discusiones más duras las he tenido con Guillermo Barber (PP) y con José Manuel Prieto (PSOE). La discusión se produce cuando discrepas de un tuit, lo comentas y el político "entra al trapo" y sigue con las respuestas. Prieto es educado y persistente (demasiado tal vez), quiere convencer pero le falta algo de cintura, no rehuye la lucha y eso no siempre es bueno. Barber suple la falta de argumentos con ataques ad hominem, no bien encaminados en mi caso, como si el menosprecio del contrario fuera un argumento.

Otros no entran al trapo. Una respuesta con el discrepante le vale a Diana Morant o a Arturo Torró (casi siempre, porque Arturo no duda en faltarle a quien disiente de su opinión y baja al barro con demasiada facilidad), y ese suele ser el final de la interacción. Si yo fuera asesor de comunicación de un político, este es el modus operandi que le recomendaría: acuse de recibo con agradecimiento o réplica y nada más.

La mayoría de las cuentas, sin embargo, solo buscan hacer algo de publicidad de sus ideas entre los afines; no ven como una herramienta de pluralidad, obvían al ciudadano (a veces incluso al favorable) y silencian o bloquean al discrepante.

Twitter da la posibilidad de bloquear una cuenta para evitar un acoso, aunque normalmente se usa para no oír al que no opina como tú.

Particularmente tengo tres bloqueos de políticos o partidos de Gandía... o al menos solo voy a comentar estos tres.

EUPV-Gandía (@eupvgandia) me bloqueó en campaña por preguntar sobre el pacto que les unía a Compromís. Nahuel y los suyos no admitieron preguntas respecto de las convergencias políticas entre el Bloc y EUPV, o tal vez les molestó que les recordara como acabó aquel pacto autonómico entre Oltra y Gloria Marcos. Muy malos modos.

Mónica Richart (@richart_monica) hizo una sensacional campaña para las elecciones. O eso le dijeron. Se veía concejal (¿se la imaginan en el lugar de Ciro?) y se apoyó en las redes sociales... mal. Lo que ganaba con la publicidad gratuita y las buenas ideas de difusión lo perdía en cuanto contestaba a cualquier pregunta o se enrabietaba en twitter. Acabó teniendo más cuentas bloqueadas que followers y autojustificándose en que la critican por ser mujer y rubia (le falta decirse que es por guapa) cuando su partido, si hubiera tenido probabilidades, hubiera dado mucho juego, porque cada propuesta era una nueva insensatez. Victimismo para no admitir debate de sus ideas.

Víctor Soler (@visoben) es un pésimo comunicador... y sin embargo es el portavoz del grupo popular. Algunos quieren ver en él al sucesor de Arturo dado que no hay poder que repartir en Valencia y menos influencia para que él lo toque. Lo más probable, sin embargo, es que se queme en el parlamento valenciano en una sola legislatura y su cercanía a Arturo no sea compensada por otros encuentros. A lo que vamos, que te bloquee Soler es fácil. Yo simplemente pregunté "¿Me podrías explicar la diferencia entre estado laico y aconfesional?" No es maleducado porque no contesta. Es el portavoz, repito.

Otro ejemplo de los más ruines, aunque a mí no me bloqueó, es el uso de la cuenta institucional del ayuntamiento que se hizo durante la legislatura de los populares, bloqueando a los ciudadanos que discrepaban con el PP.

En fin, uno no puede tener la piel tan fina cuando está en la vida pública y menos cuando aspira a estar o está al servicio del ciudadano.

El uso de las redes sociales virtuales es el arma de los políticos en el siglo XXI. A ver si espabilan.

miércoles, 26 de agosto de 2015

El uso de las armas

A lo largo de la historia, aquellos que han sido capaces de encontrar nuevas tecnologías se han impuesto sobre sus coetáneos.

Cuando los sumerios dominaron el bronce obtuvieron con él la preponderancia frente a los pueblos que los rodeaban. La difusión de esta tecnología llegó a Egipto que se convirtió en la civilización de referencia en Oriente Próximo. Hasta que llegaron los hicsos, con sus carros y arcos compuestos. Más tarde el uso por parte de los asirios del hierro les llevó a que su imperio fuera el predominante.

A veces no se trata de un adelanto tecnológico, sino de saber usarlo. Las falanges griegas o las legiones romanas no tuvieron siempre mejores armas que sus oponentes, pero supieron usarlas. Con menos hombres y armas similares, los griegos fueron capaces de enfrentarse y derrotar a los que parecían todopoderosos persas.

Hoy en día, la política española es un escenario de "guerra" y la tecnología con la que se baten es variada. PP y PSOE dominaron los medios con los que se libraron las batallas en los finales del siglo pasado y los primeros años de este. El PSOE supo mantener un discurso más inteligente y que llegaba mejor, anulando en los años 80 y hasta los 90 a su izquierda y manteniendo al PP en un segundo plano del que parecían incapaces de escapar.

Así hubiera seguido el PP "ad eternum" si no hubiera cambiado su estrategia. Puesto que su discurso no es atractivo ni tienen nada que ofrecer, el objetivo está en comprar los medios. La derecha dispone de numerosos medios (radios, prensa, televisiones...) a través de los que influir en la opinión pública. Estos medios le propulsaron al poder en la década de los 90 en casi toda España.

Los que poseían medios de masas dominaron la posibilidad de llegar a la población y con ello al poder. En 2004 se produjo un lapsus. Una incipiente Internet logró volcar unas elecciones cuando pasó algo que algunos no podíamos ni creer y desenmascaró las mentiras de un ministro del interior. Mariano Rajoy, que no había dudado en cargarse la jornada de reflexión (repasen la portada de El Mundo de ese sábado si no tienen memoria), vio como los móviles e Internet hacían que los españoles fueran en masa a votar y, cuando España se moviliza, España no es de derechas.

Sin embargo, no sirvió para que los instaurados en el sillón vieran la fuerza de las nuevas tecnologías. En 2011, en vísperas de unas municipales, las opiniones de otras fuerzas corrían por las redes y la acampada del 15M llegaba a todos los hogares. Teníamos acceso a los medios de todo el mundo. Por eso daba risa ver como las principales cabeceras de Francia, Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos... contaban lo que pasaba en la Puerta del Sol en portada mientras los medios españoles controlados por los mismos que se presentaban a las elecciones, intentaban silenciarlo.

Whatsapp, Twitter, Instagram, Facebook, la blogosfera... los medios están multiplicados y cualquiera (yo soy un ejemplo) puede escribir su opinión y ver como al menos unos cientos de personas la leen directamente. Nuevas ideas han llegado a los parlamentos autonómicos y a algunos ayuntamientos tras las elecciones de mayo. Nadie duda, además, de que, tras las elecciones ruinmente atrasadas a diciembre, el parlamento español va a sufrir cambios importantísimos, por más que los medios "tradicionales" hablen de caída de los partidos emergentes antes de que su ascenso les haya llegado.

El problema del PSOE y del PP es que no saben cómo usar las redes sociales virtuales. Especialmente el PP tiene un problema muy grave puesto que el discurso retrógrado en lo social e injusto en lo económico difícilmente puede encontrar una buena recepción. Ahí le supera Ciudadanos, con un discurso que huele menos a carcunda y una mejor retórica para vender el liberalismo salvaje (excepción hecha de Gandía, donde Ciro Palmer parece menos ultraliberal con actitudes retrógradas y caritativas en lo social). También UPyD, que aspira a encontrar desencantados de ambos partidos con un discurso ambiguo.

El PP de Gandía tal vez era consciente de su carencia en las nuevas redes y por eso intentó comprar las viejas.

El PSOE, por su parte, tiene un discurso más atractivo y caras nuevas, aunque la izquierda lo mira con desconfianza porque a los ciudadanos de izquierda siempre nos parece que se quedan cortos, porque la política real siempre está alejada de lo que querríamos y la Justicia o la Igualdad son conceptos peleados con la Realidad. Tendemos al desencanto.

Podemos, Ciudadanos saben usar las nuevas redes y en eso les aventajan (UPyD que empezó bien, está perdiendo esta guerra). Algunos, como Ciudadanos, Podemos o Compromís tienen acceso a los medios tradicionales. Pero Podemos, además, usa como nadie las nuevas redes.

En Gandía, Twitter es un cúmulo de despropósitos. El PP, Ciudadanos y Compromís no saben usar las redes y el PSOE, apenas (salvo solo a José Manuel Prieto, aunque menos de lo que él se piensa).

Algunos concejales no tienen siquiera cuentas en las redes, tal vez en la creencia de que el futuro es una moda de la que pueden vivir ignorantes, ellos que han sido designados para perfilar dicho futuro.

Otros la usan ocasionalmente y casi ninguno establece una relación con sus electores; lo cual se agrava en algunos casos cuando las opiniones de estos no les gustan. ¿Cómo es posible que tarde menos en responder a un correo el President de la Generalitat que el concejal de mi barrio o la alcaldesa? ¿Cómo es posible que un conseller responda a los DMs (mensajes directos) y un concejal, no?

Las armas están ahí para todos, pero aprender a usarlas puede suponer la diferencia entre ser griegos o persas en las próximas elecciones.

jueves, 20 de agosto de 2015

Culpar antes que solucionar

Los latinos somos los reyes de la síntesis. Siglos de tradición nos han ayudado a ello. Los italianos tienen una frase que dice "Piove, porco governo" (algo así cono "Llueve, puto gobierno") con la que ironizan sobre la costumbre de culpar a los gobernantes incluso de  aquello que claramente está más allá de sus atribuciones o posibilidades.

Ciertos sectores de nuestra ciudad han dado en culpar a Diana Morant de cualquier cosa que pase en la ciudad. De cualquier cosa mala, quiero decir:
  • Hay mosquito tigre - Diana Morant no sabe gobernar.
  • Atascos en las vías de entrada al Grao/playa - Diana Morant ha traído el desgobierno.
  • Los locales de ocio han de cumplir la ley - Diana Morant los acosa.
  • Llueve - Diana Morant ha traído el mal tiempo. (Parece broma, pero este que lo escribe, lo ha oído.)
  • Llueve mucho - Diana Morant ha enfurecido al mismo Zeus.

También están las quejas inventadas:

  • La playa está vacía - Diana Morant los empuja hacia otras localidades.
El mismo Arturo Torró ironiza al respecto en su página de Facebook, aprovechando un día nublado y lluvioso:

Hoy otra vez nubes. Con el PP teníamos contratadas dos personas, que al amanecer, una barría el cielo de nubes y ponía el sol, y la otra planchaba el mar. Ahora con los recortes han quitado este servicio. Jajaja al mal tiempo buena cara y un poco de humor.



Se dice que a todo gobierno se le deben dar cien días de cortesía para separar la herencia de lo que realmente es su responsabilidad. Los populares no han querido tener esa cortesía. Nos esperan fuertes tormentas pero no se preocupen por las consecuencias, lo importante es que sabemos a quien maldecir por los rayos: a Diana Morant. Piove, porca Diana!

miércoles, 19 de agosto de 2015

Aconfesional no es lo mismo que laico

En las primeras Cortes Generales de la Transición española se nombraron algunos senadores por su prestigio social. Tal vez fuera una idea interesante sobre el papel, pero lo bien cierto es que las personas que no están interesadas en el bien común, es decir, en la política, no pueden aportar nada a este.

Uno de estos senadores fue Camilo José Cela. El interés que tenía por lo que allí se trataba era manifiestamente nulo, llegando un día a dormirse, por lo que Antonio Fontán, presidente de la cámara, le llamó la atención repetidamente, logrando despertarlo. Le afeó la conducta:

–El senador Cela estaba dormido –le dijo. Y Cela, de mal despertar, no se conformó y lanzó la caña:
–No, señor presidente, no estaba dormido, estaba durmiendo –puesto el cebo, solo quedaba que el incauto picase, como así fue.
–¿Acaso no es lo mismo estar dormido que estar durmiendo? –la obviedad de que así es hizo que Fontana entrara al trapo y a Cela solo le quedó recoger el sedal para que la Cámara entera estallara en carcajadas:
–No, señor presidente, igual que no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo.

En este debate sobre la laicidad del gobierno de Gandía que nos ocupa los últimos días ha llegado la sensatez de la mano de Lorena Milvaques, que ha llamado al orden a los suyos y ha tomado la palabra.

También ha hablado del tema el otro portavoz, José Manuel Prieto, cargando las tintas contra los populares. Y, aunque no le falta razón en algunas cosas, lo bien cierto es que no es verdad que el tema lo haya sacado el PP. Aunque les ha venido de categoría después del fracaso en lo de la bandera.

Los populares quieren sacar petróleo del tema y para ello incluso han desempolvado a Víctor Soler, escondido desde que salieron las grabaciones de la Púnica que le involucran y esperando a ser nombrado diputado regional para renovar la tradición popular de diputados relacionados con asuntos feos. Dice Víctor Soler, entre otras cosas, que España es un estado aconfesional, no laico.

Según el DRAE:
laico:Independiente de cualquier organización o confesión religiosa.
aconfesional: Que no pertenece o está adscrito a ninguna confesión religiosa.

La palabra "laico" tiene más connotaciones (como se puede ver entre la carcunda gandiense que la usa como si insultaran) y se prefirió el término "aconfesional" para la Constitución del 78.

¿Saben ustedes la diferencia entre aconfesional y laico? Víctor Soler tampoco, porque la diferencia no es semántica, solo morfológica. No sé si la coalición Més Gandía seguirá entrando al trapo; pero en este caso parece que Víctor Soler no ve la diferencia entre estar jodiendo y estar jodido.

lunes, 17 de agosto de 2015

El talón de la laicidad

Aquiles tenía un talón. Bueno, no es verdad, tenía dos. Pero uno es el que nos interesa: aquel por el que lo sujetó su madre cuando lo sumergió en la laguna Estigia. La dichosa laguna tenía dos características, que hacía olvidar todo a quien tocara su agua y, a la vez, lo hacía invulnerable. Por eso la mamá de Aquiles, la nereida Tetis, no quería tocarla, para no olvidar, y mantuvo un talón fuera del agua, su único punto vulnerable. ¡Dichoso talón! Por él entró en su cuerpo la flecha del troyano Paris y con ella la muerte.

El gobierno de Gandía anda estos días ocupando los sillones, acomodándose. Siempre es más difícil acomodarse, además, cuando el sillón hay que compartirlo.

Se da la circunstancia además, de que el verano es el momento en el que los españoles tenemos la costumbre de desconectar, o sea, de irnos de vacaciones. En el gobierno de Gandía también andan entrando y saliendo algunos días, turnándose.

Sea porque están llegando y no se han aclarado bien cómo se van a sentar, sea porque con tanto rollo de días de descanso de alcaldes provisionales, de ires y venires, en fin, el caso es que ya ha habido algunos embrollos.

 Me refiero, ahora, a la cuestión del laicismo. Varios concejales y la propia alcaldesa han participado en su calidad de tales en procesiones en los menos de dos meses que han pasado desde la toma de posesión de sus cargos. Lo normal.

El lío vino cuando lo hizo Laura Morant. ¿Por qué? ¿Es ella peor que otros? No, pero resulta que su coalición, Més Gandia, había hablado de esto de la laicidad en su programa. A favor, quiero decir. Además, tampoco supo asumir sus actos, pero de eso ya hablé. Dejémoslo.

Ahora ha entrado en el tema Xavier Ródenas, concejal de Gestión responsable del territorio. Dos cosas: no se pagarán los actos religiosos de Marchuquera y hay que empezar, escalonada y consensuadamente, a separar gobierno y religión.

Lo que ha dicho Ródenas es mesurado y más que políticamente correcto. Parece que le correspondería a Diana Morant o, al menos, a los portavoces tratar de este tema; y ese es el único pero a sus declaraciones, que no le tocaban a él. Yo, personalmente, creo que estas posiciones moderadas deben empezar a superarse. Pero, claro, yo puedo decir lo que me dé la real gana porque solo soy un bloguero anónimo, un ciudadano cualquiera.

No se lo ha parecido así al PP de Gandía, ni a Ciudadanos, en boca del propio Ciro Palmer. Laicidad y mentar al demonio vienen a ser lo mismo.

Ciro Palmer es una persona religiosa. El PP lo sabe y es la tecla que están tocando para romper el pacto, que depende de él.

La última estrategia de nuestro ya exalcalde Arturo Torró sin duda se adentra en este camino, estos últimos días se ha fotografiado con su sonrisa de cartón en las procesiones de Venecia y de Marenys de Rafalcaid.

La flecha que los populares están lanzando contra la coalición de gobierno está dirigida hacia la religiosidad porque ese es el lugar que el agua de la Estigia no tocó.

domingo, 16 de agosto de 2015

Tomar perspectiva

Pasar unos días alejado de Gandía me ha servido para desconectar de muchas cosas.

En primer lugar he desconectado del asfixiante calor que ha sufrido nuestra ciudad estos días pasado. (Por dar envidia, os diré que he dormido con un edredón por encima.)

Me he enterado, eso sí, de que ya no existirá más el SAC, subirá el urbanet, Torró pagó a Tele7 (¿en serio esto es novedad o noticia?), el gobierno no pagará actos religiosos en Marchuquera (aunque tal vez envíen a Laura Morant a representarlos, como en otras ocasiones), salen más recibos y cuentas... Total, que no hay mucha novedad.

La gente sale más de casa, no porque la economía vaya mucho mejor, sino porque no se puede vivir con miedo y recogidos indefinidamente. Aunque conviene no olvidar el miedo, especialmente en noviembre, cuando desempolvemos las urnas.

Lejos de la costa uno puede observar cómo nos ven desde otros puntos de España. Y ver que seguimos llevando colgado el sambenito de Gandía Shore, duele. Porque Gandía no es visto como un lugar apetecible para veranear o para venir a vivir, sino para pasar unos días de "fiestuqui".

En toda España ha habido cambios de poder local y se nota un aire nuevo. Se ve que hay esperanza y también algo de canguelo; y es que todos queremos que se abran las ventanas, pero también esperamos que no nos defrauden.


domingo, 9 de agosto de 2015

Vete a vivir a Marchuquera

Hace tiempo que los liberales, que es como ahora se llama la derecha para despistar, han dado en callar a quien les hace una crítica con frases como "Vete a vivir a tu querida Cuba/Venezuela".

Les sale la vena antidemocrática porque solo hace cuarenta años de los otros cuarenta y no hacen por superarlo. Y al que no opina como ellos, lo exiliarían. Bueno, le harían otras cosas, pero eso no es políticamente correcto decirlo.

La libertad de expresión quiere decir que todos podemos opinar. Que no nos pueden "echar" por opinar. No lo tienen claro.

Un tuit de Máximo Pradera dice así:









Y lo suscribo. Porque es verdad, se creen que España es suya y, al que no le guste, que se vaya.

Es suya para alzar la bandera, cantar el himno, para decidir qué se hace y qué no, para disfrutarla y también para joderla. Si quieren, porque es suya. Y uno, con lo que es suyo, hace lo que le da la gana. Y al que no le guste, que no mire.

En el Grao y Playa de Gandía tenemos nuestra versión del "Vete a Cuba", es el "Vete a Marchuquera". Al menos no nos sacan de la ciudad.

Que te quejas del ruido, "Vete a Marchuquera".
Que te quejas del turismo de despedidas de soltero, "Vete a Marchuquera".
El PP le hace una playa a un amigo, "Vete a Marchuquera".

Total, que la playa es suya y, al que no le guste, que se vaya.

sábado, 8 de agosto de 2015

Órdago a grande

Publica hoy Arturo Torró, ex alcalde de Gandía, una carta en el periódico Levante-EMV. En ella usa un recurso literario conocido: hace como que un tal Vicente le escribe una carta para poner en ella algunas palabras suyas.

Este recurso es conocido y un clásico en la literatura. Se puede usar con muchos propósitos. El más habitual es el humorístico, al que se suene unir, más o menos, la crítica social. Un clásico en este campo y propósito son las Cartas marruecas de José Cadalso, escritas castellanizando modelos franceses y en las que un supuesto embajador extranjero comenta la sociedad de la época. Más modernamente, Eduardo Mendoza escribió Sin noticias de Gurb, con más intención humorística; esta vez era un extraterrestre quien se extrañaba de las costumbres de nuestra tierra. (Gran lectura para el verano, por cierto.)

Otra posible finalidad es expresar opiniones distintas de las propias, muchas veces para luego contestarlas. Así lo encontramos el los llamados "diálogos", un género ya cultivado por los griegos, a los que debemos tanto. ¿Recuerdan los Diálogos filosóficos de Platón? Otra estimulante lectura, de rabiosa actualidad.

Otros propósitos se me ocurren, pero para no extenderme, diremos el que mueve a don Arturo: la cobardía. Pone en boca de "Vicente" lo que no se atreve a firmar en su nombre. Ni siquiera cambia su modo de hablar (algo básico).

Y es que, cansado de rabiar contra sus adversarios, rabia ahora contra el mismo Mariano Rajoy; no en vano se titula "Carta de vicente (sic) a rajoy (sic)".

Antes de seguir, permítanme un inciso. Si el periódico Levante no tiene correctores debe buscarlos y rápidamente. Por el contrario, si los tiene, debe despedirlos inmediatamente. Permitir que sus columnistas hagan el ridículo, no es bonito.

Les hago un resumen: "Vicente" empieza alabando(se) la gran labor como alcalde y la de Toni "el pastisser", hombre clave en los resultados electorales. Luego repite las habituales malas palabras que todos conocemos sobre Diana Morant, Compromís y Ciudadanos. Añade un supuesto rechazo en el "Grau" hacia Miguel Ángel Picornell, el hombre de Benirredrá al que "la gente no quiere".

La miga empieza en el párrafo siguiente (en el que se da cuenta de lo patente es que no cambia sus giros y palabras y pone un "como usted dice"). "Vicente" quiere que Mariano Rajoy sepa que ha dejado de creer en la democracia. "Vicente" se vuelve a olvidar de que PSOE y Compromís suman más votos que el PP y aún así sumaron en la investidura los de Ciudadanos.

Culpa Arturo, quiero decir "Vicente", a Rajoy y a su "falta de agallas" del cambio de gobierno, de que las calles de Gandía sean "un velatorio" (aunque se ha publicado hoy, estaría escrito hace tiempo, los datos de ocupación hotelera hechos públicos ayer son un zasca en toda regla a esta tesis).

"Vicente" ha dejado de creer en la democracia y no votará más (lo cual, vista su capacidad de análisis social sería para el bien común). Me lo creo, Arturo no votará a nadie que no sea él mismo.

Arturo ya no tiene apoyos en el partido y sabe que su vida política está finiquitada y actúa como siempre, como los niños. Enrabietado, lanza ahora sus puyas contra los suyos. Y es que Arturo está desorientado.


(El artículo al que me refiero puedes leerlo aquí, en el blog de Arturo Torró)

jueves, 6 de agosto de 2015

Aire nuevo

Mika Waltari es un escritor finlandés. Su obra más famosa es Sinuhé, el egipcio, novela histórica sobre un médico en la época del faraón Akenatón.

Si la han leído tal vez recuerden la escena en la que Sinuhé llega a la corte del faraón y se encuentra al hijo de este enfermo. Encamado, cubierto de mantas, el niño está congestionado, caliente, al borde de la muerte. Sinuhé le destapa y abre las ventanas, al contrario que los otros médicos. El eficaz remedio hace que gane la confianza del faraón.

El pasado martes hice turismo por la ciudad de Valencia. Ya conocerán la escena, un primo que está de visita y se le hace el recorrido. Primero una vuelta en coche para ver el perímetro y las dos torres que quedan en pie, luego Mercado Central y Lonja, santa Catalina, Plaza del Ayuntamiento, Palacio del Marqués de dos Aguas, Almudín y Almoina, Catedral y acabar subiéndolo al Miguelete para que no tenga fuerzas para más. La vuelta a Gandía por la Albufera (no quiso el paseo en barca). Un clásico, vamos.

Senyor pirotècnic...
Entramos al Ayuntamiento. Yo había visitado el Museo Municipal (la planta baja) hace tiempo y también había estado en las oficinas a las que se entra por Periodista Azzatti. Pero tuve que confesarle a mi turista primo que yo también era la primera vez que veía el salón de plenos, las estancias para recepciones... el balcón. (Sí, grité "Senyor pirotècnic, pot escomenar la mascletà" cuando me asomé.)

Joan Ribó ha abierto el ayuntamiento de Valencia.

En Gandía aún no he visitado el ayuntamiento desde que Diana Morant es alcaldesa. Ella lo ha abierto también para que podamos visitarlo. No tanto, solo el primer sábado de cada mes. En él se expondrán obras de los fondos municipales.

Me cuenta un amigo que, al enterarse Rita Barberá de que Ribó abriría el balcón, le preguntó enfadada a un asesor cómo no se les había ocurrido a ellos. En campaña, eso podría haber dado un empujón.

No sé lo que Guillermo Barber dijo en privado, pero en Twitter perdió una gran oportunidad de callarse y también opinó de la medida de apertura de Diana Morant. Como carece de la visión política de Barberá, solo se le ocurrió decir al respecto que convertir el ayuntamiento en un lugar para visitar era incompatible con trabajar.

Valencia y Gandía están muy enfermas. Gandía ha quedado intervenida en la práctica hasta 2032. Por desgracia, de esa enfermedad no se sale solo abriendo las puertas y las ventanas. Los agentes nocivos han salido, pero la convalecencia puede alargarse mucho. Pero, al menos, el frescor que le entra al enfermo al abrir las ventanas alivia un poco.

lunes, 3 de agosto de 2015

Gobernar para el futuro

El País ha publicado una clasificación de las 300 mejores playas españolas. Había una de las nuestras. De las de Gandía, quiero decir. Era la playa de l'Ahuir, o sea, de l'Auir... como se escriba.

De nuestros vecinos, los de Oliva, quiero decir, hay una también, pero esa que la comente Safor Clientelar.

No puedo evitar preguntarme si dentro de una legislatura, si el PP hubiera ganado las elecciones, seguiría esta playa en esta clasificación.

¿Qué hace de una playa ser considerada como especialmente buena? Supongo que costaría ponerse de acuerdo en esto. Unos preferirán extensos arenales, otros prefieren las rocas; contarán las vistas, claro, pero algunos les darán importancia a los servicios auxiliares mientras que otros preferirán dunas poco transitadas; tal vez la orientación, tal vez las corrientes, la cercanía a una ciudad o la posibilidad de hacer nudismo... ¡Hay tantos factores!

Seguro que podemos saber qué hace que una playa sea mala. Si tienen poco espacio entre la carretera y el mar, si está sucia, si hay construcciones cerca de la costa... El hormigón es un punto en contra definitivo.

Muchos gurús del turismo me explican cómo mejorar los servicios de la playa de Gandía. Una carretera desde aquí, un megahotel allá, una autovía elevada acullá... el caso es echar hormigón.

La misma solución desesperada se les ocurre a los políticos. Cemento en la marjal, cemento en la playa que nos queda...

Me cuentan que visitaba Arturo Torró un colegio de Gandía en pre-campaña (qué bien) y un niño de tercero o cuarto de primaria le preguntó por qué quería "cargarse" la marjal (no es un cuento, es real); Arturo dijo que no quería "cargársela" sino mejorarla; el niño le quiso contestar y Arturo no le dejó.

¿Qué le hubiera dicho el niño, que dejara la marjal para los niños? ¿Qué temía Arturo oír? ¿La verdad?

Si nos enterramos en hormigón la belleza que nos queda, ¿cómo la rescataremos? Les votamos para cuatro años pero tenemos que aguantar sus decisiones para siempre.

¿Algún gobernante piensa en el futuro? Si hasta un niño es capaz de ver más allá del hormigón...

Esperemos que dentro de cuatro años Gandía siga teniendo una playa entre las 300 mejores.

sábado, 1 de agosto de 2015

Usar un pseudónimo

Résped es un pseudónimo. No escribo este blog con el mismo nombre que pone en mi DNI.

Soy un simple ciudadano. No soy conocido fuera de mi familia y allegados, no milito en ningún partido, no soy funcionario ni cobro ninguna subvención (ni yo ni ningún familiar mío, hasta donde yo sé). Aunque, si así fuera, creo que seguiría teniendo derecho a opinar y a usar un pseudónimo.

Internet ha traído muchas cosas buenas. También malas, pero esas hoy no tocan. Una de las cosas buenas es la cercanía.

Pero para no generalizar, vamos a hablar de Twitter. (En Twitter uso el mismo pseudónimo, por cierto.)

La más inmediata de entre las redes sociales más populares es Twitter. A partir de esta red (entre otras cosas) algunos políticos han sabido ganar cercanía con los ciudadanos. El "puto amo" sin duda sería Pablo Iglesias y, en general, los chicos de Podemos usan esa red como si la hubieran inventado. Han sabido usarla y crecer a través de ella. La cercanía que les ha dado les ha impulsado hasta soplarles en la oreja a los partidos ahora llamados tradicionales, antes mayoritarios.

Mención aparte sería cómo se le revolvió esta misma red a Guillermo Zapata. No pensaba en 2011 que fuera a ser concejal. ¡Haber usado un pseudónimo para tus chistes, hombre!

En el punto opuesto a los de Podemos tenemos a los chicos del PP, a los que las redes sociales les escuecen. No soportan la cercanía porque la gente dice lo que opina. Pero como gozan de la mayoría absoluta de hace ya casi cuatro años, resulta que se han inventado una ley con la que criminalizar la libertad de expresión, la han llamado ley mordaza.

Yo no soy difícil de encontrar. Tengo un correo electrónico real asociado a mi cuenta en Twitter y a este blog, tengo una IP y un teléfono a mi nombre. Si sobrepaso los límites de la ley, me encontrarán. Aún no ha sido el caso.

Aun así, hay a quien le molesta que use un pseudónimo.

Ayer le pregunte por Twitter al concejal del PP y diputado provincial por los datos de la subvención al Trinquet, dónde figura con pelos y señales. No me lo enseñó, solo un papel de una cantidad, sin firmas y sin vincular la cantidad a ninguna obra. Además no le sentó muy bien y me echó en cara no saber mi nombre (el del DNI, se entiende). No le falté al respeto de ninguna manera, doy mi palabra, y ni siquiera le eché en cara su mala ortografía. Pero me acusó de "esconderme" y "no dar la cara". ¿Le molesta que un ciudadano pregunte?

¿Si mi pseudónimo fuera Perico Palotes, Guillermo Barber se sentiría más seguro?

Mi madre me dijo siempre que no opinara, que no militara, que no se supiera que leía. Esto último llevó a mi abuelo a la cárcel. Un agricultor que supiera leer era sospechoso de por sí para la derecha de hace unos años... y lo demostraban.

Grandes autores de la tradición literaria española han usado pseudónimo, como norma (Azorín o Clarín) o para criticar a sus coetáneos (Larra o Quevedo).

Pero no me voy a escudar ni en el miedo de mi madre ni en una calidad literaria que no poseo. Uso un pseudónimo porque me da la gana y pregunto porque quiero.

Usted, señor Guillermo Barber, no responde porque no tiene respuestas y se molesta porque que le pregunten por la verdad le escuece.

Pues es lo que hay.

Un saludo
Résped (lengua de serpiente)